"Dile a Aarón que tome su vara y la golpee contra el polvo del suelo". Esta encomienda dio el Dios de los cristianos al profeta Moisés. Y una vez que Aarón golpeó con su cayado sobre la arena del desierto, una plaga de mosquitos azotó Egipto. Esa fue la tercera de las diez plagas que acontecieron en el Antiguo Egipto, ranas, sangre, langostas o pestilencia entre otras fueron los daños al pueblo egipcio que Dios envió para que los israelitas pudiesen escapar.
Estas plagas bíblicas no son más que una manera de hacernos ver la realidad cotidiana. Todos repartimos metafóricas plagas para conseguir que los nuestros estén con nosotros, aunque el exterminio que hagan esas plagas no sea agradable.
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