Siluetas de personas anónimas abundan en nuestros pueblos, llenando paredes y fachadas. Habrá que preguntarle al creador de la obra cual es la identidad de su modelo, aunque muchas veces tampoco conocemos la identidad del propio autor.
Siempre nos quedará la silueta del gran cineasta Alfred Hitchcock, tantas y tantas veces versionada.
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