Bombero, apágueme este fuego, mire que me quemo, no puedo aguantarlo.
¡Cuantas veces sentimos por dentro de nuestro cuerpo un fuego que nos quema y no podemos aguantarlo!
Un gran cabreo, un amor, una rabieta o una guindilla pueden ser el origen de un ardor interno.
En ocasiones con un poco de calma y sosiego podemos extinguir las llamas. En otras, ni el 43 Grupo es capaz de amansar al elemento. Aunque quizás sea porque no hemos querido dar el aviso.
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