Nada más nacer nuestra vida queda unida a los números. Empezamos con la fecha de nacimiento, los kilos y los centímetros que medimos, el número de registro y otras cifras importantes. Más adelante quedamos inevitablemente unidos al número del DNI, del pasaporte o cualquier otro documento oficial. Y al seguir creciendo, aunque dirijamos nuestra vida hacia las "letras", seguimos dependiendo de los números y esperamos que sea el nuestro el pronunciado en los sorteos, ya sean banales o de ansiados premios gordos o pisos. Y hay veces que incluso soñamos con que el número que aparece en nuestro dorsal sea el primero en cruzar la meta.
¡Cualquier día nos tatuaremos un código de barras con tal de llevar los números a cuestas! Ah, no... que eso ya hay quién lo hace...
Solución/ebazpena: "Oxidados": "Peine del viento", Donostia-San Sebastián (Gipuzkoa) [08/2011]
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