En la actualidad, cuando queremos calmar nuestra sed solo tenemos que abrir el grifo o acercarnos a una de las pocas fuentes que aún hoy en día adornan nuestras calles.
Sin embargo, en épocas que ahora nos pueden parecen lejanas, los pozos resultaban vitales para obtener el agua necesaria para cocinar, asearse e incluso regar los cultivos.
Gracias a los nuevos sistemas de saneamiento, regadío y otras mejoras que debemos al progreso, estos pozos han quedado relegados a zonas rurales y los que aún se mantienen en las ciudades sirven, como en este caso, para decorar parques y mantener vivos arte e historia.
Sin embargo, en épocas que ahora nos pueden parecen lejanas, los pozos resultaban vitales para obtener el agua necesaria para cocinar, asearse e incluso regar los cultivos.
Gracias a los nuevos sistemas de saneamiento, regadío y otras mejoras que debemos al progreso, estos pozos han quedado relegados a zonas rurales y los que aún se mantienen en las ciudades sirven, como en este caso, para decorar parques y mantener vivos arte e historia.
Lamuza parkea, Laudio (Araba).
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