Cuando encendemos la luz de casa o entramos en Internet, no somos completamente conscientes del camino que ha tenido que seguir la electricidad hasta llegar a nosotros. Kilómetros y kilómetros de cables, suspendidos en el aire, sorteando todo tipo de obstáculos hasta llegar a nuestras casas. Pero una vez en casa el periplo continua, a través de calles, paredes y suelos hasta llegar a algún enchufe. Y desde allí hasta nuestros dispositivos, más cables. Parece mentira que en la era de la comunicación sin cables dependamos tanto de estas verdaderas autopistas entre nuestros bosques que, desgraciadamente, tan fácilmente pueden averiarse.
Solución/ebazpena: "Paréntesis": Calle Ayala, Amurrio (Alava). [6/7/2010]
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