Por suerte para la humanidad cada vez son menos las torturas hacia las personas y entre ellas han desaparecido (o eso espero) aquellas en las que se ataba a la gente con sogas y que hoy en día han quedado relegadas a ciertas representaciones escénicas.
Pero de la manera más insospechada y en el sitio menos oportunos podemos llegar a sentir la sensación de que nos han atado de píes y manos. Que nos han limitado en nuestros movimientos y nos privan de una parte de nosotros. Nos sentimos impotentes ante esa situación, sin fuerzas para romper esa atadura invisible e inexistente. Quizás sea una fuerza interior o del más allá la que nos ata.
De nuestra manera de ser dependerá nuestra manera de actuar en esa circunstancia, con más o menos humor, pero al fin y al cabo, la sensación de estar atado a las manillas del reloj son las que hacen que en todo caso sean momentos interminables.
Ebazpena/solución: "desde el aire": Amurrio (Araba) [2008-09-24]
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