Cuando escuchamos o leemos la palabra barrotes, casi siempre nos viene a la cabeza una fría y húmeda mazmorra, llena de musgo y líquenes. Pero no se puede negar, que si existe un elemento lleno de romanticismo dentro de la arquitectura, eso es, sin duda, una reja formada por unos cuantos barrotes protegiendo una ventana o balcón.
En más de una histórica historia de amor medievales hemos oído hablar de dulces doncellas que esperaban ansiosas a que sus apuestos caballeros llegasen a visitarlas con la luz de la luna. Por no hablar de cuantas veces habrán tenido que cantar los tunos de todos los tiempos aquello de "asómate, asómate al balcón, carita de azucena"
Por eso, sirva esta publicación como homenaje a todos los amores que se asomaron a las ventanas, con barrotes o sin ellos.
Solución/ ebazpena: "Espejito, espejito...": Aldai kalea, Amurrio (Araba) [2009/10/29]
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