Vistos desde las alturas parecemos hormigas. Cuanto mayor es la altura desde la que se nos atisba menor potencia a la que se eleva nuestro tamaño.
Y cuanto menor es nuestro tamaño la vulnerabilidad aparente es más grande. Pero en más de una ocasión ha quedado demostrado que no todo es cuestión de tamaño sino de valía. Ahí tenemos el caso de David y Goliat.
Asi que es preferible que nos vean de lejos a que nos vean de cerca.
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